domingo, 10 de abril de 2016

¿TRABAJAR DURO O CON INTELIGENCIA? LA LEY 80/20

Cada vez conozco más personas que viven para trabajar. Sus horarios son frenéticos, el ritmo de vida colérico. Se quejan de la falta de tiempo, de cansancio, de las prisas, de estar mirando el reloj continuamente para no llegar tarde a la siguiente actividad. Yo, me incluyo entre estos. 

He leído muchos libros sobre gestión del tiempo y desde hace poco he empezado a trabajar con la norma 80/20. Hoy quiero compartirla contigo.

Esta norma viene dada por el Principio de Pareto. El nombre de Pareto fue divulgado por el Dr. Joseph Juran en honor del economista italiano Vilfredo Pareto (1848-1923) quien realizó un estudio sobre la distribución de la riqueza en el mundo, en el cual descubrió que la minoría de la población poseía la mayor parte de la riqueza y la mayoría de la población poseía la menor parte de la riqueza. Con esto estableció la llamada “Ley de Pareto” según la cual la desigualdad económica es inevitable en cualquier sociedad.

El Dr. Juran lo  extrapoló a calidad diciendo: "Por lo general, el 80% de los resultados totales se originan en el 20% de los elementos".

La norma 80/20 hace referencia a que el 80% de tus logros surgen del 20% de tus esfuerzos. Es decir, si quieres llegar a ser una persona sobresalientemente eficaz, productiva, y efectiva; vas a tener que averiguar cuál es ese 20% de esfuerzos eficaces y poner ahí el foco.

Cuando vives en un día a día con la agenda completa desde primera hora de la mañana hasta que te acuestas, puedes perder la perspectiva de lo qué es realmente importante y sentir que no progresas en tus objetivos.

Una manera de poder planificar tu trabajo es que tomes 5 minutos por la mañana para que te  realices 3 preguntas:


1. ¿Qué es lo más importante para mí hoy?
2. ¿Qué debo hacer hoy?
3. ¿Qué es lo más importante con respecto a mi futuro?

Puede ser que descubras que lo más importante para ti del día es que tu marido cumple años y quieres estar pronto en casa para preparar algo especial; o quieres dejar el coche en el taller y te planificas para poder hacerlo.

Tener presente en el día esto, te va a ayudar a concentrarte en lo importante sin distracciones.  Considerar lo que debes de hacer durante el día, hará que priorices y te des cuenta de que gestionar el tiempo es algo imposible, puesto que el tiempo no es manejable. Lo que si es manejable son las actividades que realizas. Con estas tres preguntas, si las elaboras cada día podrás  manejar con mayor facilidad tus tiempos.

Otra de las situaciones que en la que puedes encontrarte cuando estás trabajando muy duro es que las preocupaciones, el cansacio y el estrés hacen que puedas cometer errores por descuido o aplazamientos, llegando a ignorar mensajes sutiles. Una breve metáfora para explicarlo:

EL LEÑADOR

En cierta ocasión, un caminante que paseaba por el bosque se encontró con un leñador que estaba en la mitas de  una explanada, rodeado de una gran cantidad de troncos, que poco a poco y con gran esfuerzo, iba serrando manualmente con su sierra de mano.

El caminante se quedó un momento observando cómo trabajaba el leñador, y el enorme esfuerzo que estaba realizando. Prestó atención a su forma de serrar y se dio cuenta de un detalle que le llamo la atención. Los dientes de la sierra que estaba utilizando estaban romos.

Decidió acercarse a saludar al leñador:

-Buenos días señor. Veo que es usted un leñador infatigable. ¿Tiene mucho trabajo?
-No se lo puede usted ni imaginar. Eche un vistazo alrededor...
-He visto la sierra que usted está utilizando. Y me he fijado tanto en el filo como los picos parecen bastante despuntados. Tal vez sería bueno que se detuviese un momento para afilar la sierra...
-¡Pero que dice! ¿Que pare de serrar? ¿Es que no ha visto la cantidad de troncos que tengo que  terminar de cortar hoy?

El caminante prosiguió pensativo:

- Tal vez todos deberíamos dedicar algún tiempo a preparar nuestras herramientas antes de ponernos a trabajar.


Un ejemplo de esta metáfora en nuestra vida cotidiana sería cuando un día te da un calambre en una muela. Piensas: No es nada. A la siguiente semana, notas como al frío tienes una sensación muy desagradable, pero piesas: No es nada.

Así pasan los días, hasta que una mañana te levantas con un flemón del tamaño de un melocotón y ahí ya no hay mas remedio que ir al dentista. 

Lo que quiero hacerte ver  es que cuando ignoras un mensaje, este se hace mas perceptible y se acaba convirtiendo en un problema. Si sigues ignorándolo, se puede convertir en una crisis. No hagas que una crisis se convierta en una catástrofeEs importante reconocer los mensajes sutiles, ya sean de tu cuerpo, de tu casa (la lavadora hace ruidos raros...), en tu trabajo o familia. Cuando los recibas, toma medidas inmediatas. No sigas como si nada, no esperes que las cosas se solucionen por sí solas porque lo que hoy es un aviso mañana puede ser un problema.


Con estas dos sencillas técnicas vas a poder centrarte en ese 20% de los elementos que te van a permitir  el 80% de tus logros. Minimizarás las actividades que forman ese 80% y que sin duda no es importante.