domingo, 25 de octubre de 2015

6 FORMAS DEL LENGUAJE QUE TE FRENAN

¿Cómo puede  el lenguaje que empleo afectar a mi vida ? 
Te has parado a pensar... 

¿Cómo es mi lenguaje?

- Conmigo mismo
- Con mi familia
- Con mis amigos
- En mi entorno laboral

SOMOS CREADORES DE NUESTRA REALIDAD, DE NUESTRA VIDA y lo hacemos con cada acción que emprendemos, pero una nueva teoría nos ofrece la visión  del  poder que ejerce el lenguaje en nosotros mismos.  Cada cosa que decimos y cada cosa que no decimos genera y repercute de forma directa en nuestra vida y en nueestro alrededor.

Según Rafael Echeverría en su libro "Ontología del Lenguaje" se presenta la idea de que debemos abandonar la antigua interpretación de que el leguaje es meramente descriptivo por "El lenguaje es acción".

"SOMOS LO QUE DECIMOS Y DECIMOS LO QUE SOMOS. 
CADA VEZ QUE HABLAMOS NOS COMPROMETEMOS"

En el artículo de hoy, te invito a que conozcas y te reconozcas en 6 formas del lenguaje con las cuales puedes poner freno a tus acciones. 



1. VICTIMISMO
El lenguaje que se emplea es para buscar agentes externos responsables o culpables de lo que ocurre. 

- "Mace sentir mal..."
- "Me da rabia..."
- "No me deja..."
- "No lo terminé por causa del tiempo..."

En este caso anulamos opciones, alternativas que están en nosotros mismos. Solo haciéndonos responsables de nuestros actos, de nuestro lenguaje podemos generar soluciones. 


2. PONTIFICAR
Hablar como si fuera poseedor de la verdad absoluta y conocedor de sentimientos, intenciones y pensamientos de los demás.

- Yo sé que...
- Mi jefe es así...
- Lo que a ti te pasa es que...
- Lo que tú tienes que hacer es...
- Lo correcto es que...

En este caso necesitas recordar que no solo existe una realidad. Cada uno desde su ser, interpreta. Hay múltiples matices, yo solo puedo tener una opinión y debo pedir pedir permiso para darla. Así respetaremos y nos respetaremos a nosotros mismos.

3. DISFRAZAR

Otra manera de frenar y frenarnos es esconder, distorsionar o disfrazar la responsabilidad detrás del sarcasmo, la ironía, los peros...
- Yo quería empezar el libro, pero...
- ¿Por qué la gente será tan pasota?...
- Quiero salir a correr, pero...

Normalmente detrás de un "pero..." hay una disculpa o justificación.  Esta forma de lenguaje es, probablemente, la que más usamos con nosotros mismos. Solo desde la responsabilidad y de querer hacerlo de verdad = el compromiso, llegará el lenguaje empoderado.  


4. ENCASILLAR
Con esta forma de lenguaje desempedrado, te limitas cerrando opciones o anulando las que puedan surgir.

- Me ha tocado quedarme sin vacaciones...
- Hoy tengo que...
- Es imposible complacerte...
- Me siento incapaz...

Cambiar este tipo de discurso interno por otro que abra nuevas posibilidades hará que puedas ver  que no hay acciones obligadas sino elegidas. 

5. PASIVIZAR
Con esta modalidad, evitamos el sujeto, por tanto la responsabilidad.

- Se  ha caído el vaso...
- Me han suspendido... 
- No me ha sonado el despertador... 
- Se me han pegado las sábanas

Es una forma de desempoderamiento típica de nuestro idioma castellano. 
Te invito a cambiar la forma del lenguaje pasivo por uno activo donde haya cambios como:

- He tirado el vaso
- He suspendido
- Se me olvidó poner la alarma del despertador
- Me he quedado dormido.

Este es un lenguaje responsable y comprometido del que seguro podrás aprender y avanzar más en tus acciones. 


6.  ENCUBRIR
Otra manera de frenarte  es omitiendo algún dato, hablando con vaguedades o imprecisión.

- Voy a tratar de mejorar en esto...
- Ya te llamaré... o ya quedaremos...
- Ya sabes...

Un lenguaje empoderado es aquel que muestra de forma clara y sencilla mi interpretación sobre el asunto. Cuando es trasparente y no da por hecho las interpretaciones de alrededor.


Tras esta lectura te reto a que tomes conciencia de tu lenguaje y en el caso de que te esté frenando, te invito a que te permitas os crear y producir transformaciones en el lenguaje a una forma mas responsable y poderosa.

"El lenguaje no es inocente. Toda proposición, toda interpretación abre y cierra determinadas posibilidades en la vida, habilita o inhibe determinados cursos de acción." 
Humberto Manturana



"Cuando empezamos a cambiar nuestro lenguaje, las cosas empiezan a cambiar"

Muchas gracias por tu visita.



miércoles, 14 de octubre de 2015

ESOS MARAVILLOSOS RATOS

Con algo más de un mes de curso ya en mi mochila nueva y todavía no he escrito sobre ello. Es verdad que el arranque ha sido frenético, ilusionante y concentrado, pero hoy el artículo es para esos maravillosos ratos...

Digo frenético porque las 8 horas que pasamos en un centro escolar cunden como si fueran el triple. Encuentros y desencuentros, novedades, situaciones con dificultad o momentos para no olvidar pueden pasar en esos maravillosos ratos de 9 de la mañana a 17h de la tarde.

Tengo la gran suerte de dedicarme a un mundo que me apasiona y trabajar con "esos locos bajitos" con los que me río, me enfado, disfruto, me canso, me retan, me preocupan, me entristezco y me ilusiono y en fin... me emociono por todos los sentidos en esos  maravillosos ratos.

Recientemente, volviendo de viaje con mi familia; mi hija mayor me pregunta:

- Mamá, ¿es lo mismo enseñar que educar?
 (Coach y maestra... ja! la respuesta va a ser arrolladora)
- Claro que no hija.
-¿Y en qué se diferencian?
- Uf! en muchas cosas... Pues para empezar es que enseñar es transmitir un conocimiento y educar es mucho más..
-Ah! mucho más.. y... ¿Qué es educar par ti?

¡Caramba! los monólogos, monográficos o charlas que propicio a mi familia, marido e hijas en  cualquier tema de conversación sobre las que yo pongo la puntilla del Coaching están teniendo su resultado... Ella, una personita de 14 años me hizo la pregunta más poderosa que me podían haber hecho y que hasta la fecha, nadie, ni tan si quiera yo a mi misma ,me había formulado

-¿QUÉ ES EDUCAR PARA TI?

Sus palabras resonaban en mi cabeza cual eco repetitivo, mientras, en el silencio de mis pensamientos,  yo buscaba mi mejor definición.

- Educar para mi es.... es.... mmmmmm..... Es confiar en el otro sabiendo que  posee algo maravilloso por descubrir y acompañarle en su progreso como foco que alumbre su camino y así desarrolle todas las virtudes que posee al máximo.

Así lo pienso. Así lo siento. Así lo hago.

Seguro que errando en esos maravillosos ratos más de lo que quisiera. Aprendiendo cada día, con ellos y para ellos. 

Desde aquí, y con toda la seguridad de que no lo vais a leer, quiero daros las gracias por tanto, por compartir esos  maravillosos  ratos y los que, de vez en cuando, no lo son tanto. 

Os quiero. Os quiero profundamente. Por eso:

- Os exijo. Porque os veo capaces, porque confío en vuestras habilidades .

- Os protejo. Siempre desde la distancia. Para que no sea una sobre-protección que luego os reporte indefensión o inseguridad.

- Os observo. Cada día. Porque me importáis. Porque nos siempre decís lo que sentís, lo que os pasa o lo que os conmueve. (Aunque sois como un libro abierto)

- Os escucho. Porque tenéis mucho que decir y que decirme. Por lo que me aportáis y por vuestra sinceridad.

- Os empujo. Porque quiero que os lancéis, que el miedo lo viváis como un acto de responsabilidad y no como un hecho que os frene a ir por aquello que os remueve.

- Os regaño (y mucho). Porque sé que también me escucháis y me demandáis esos discursillos que os guían en la realización de vuestro camino.

- Os respeto. Profundamente. Porque hacéis que viva de la forma más intensa cada una de mis emociones y eso me hace sentir muy viva.

- Os regalo. Lo mejor de mi. Sabéis que mi dedicación mi tiempo  es para vosotros al 100%. (El truco que recibo más de lo que doy).

Todo esto y quizá alguna cosa más de la que posiblemente vaya dándome cuenta, creo que es lo que hace la diferencia entre ENSEÑAR y EDUCAR.


Creo que podemos estar educando  en cualquier ámbito: un comercial que es líder y que tiene un equipo con el cual genera sinergias; una veterinaria cuando opera a un animal enfermo y trata con la familia; un niño cuando ejerce de amigo, el arte del cine: una película que nos toca por dentro y nos reta.

Como dijo Malala Youszafai, premio Nobel de la Paz 2014





Gracias a mi hija que me ha ACOMPAÑADO maravillosamente, desde que llegó a mi vida hace 14 años y que ha sido mi gran COACH en todo este tiempo.


Muchas gracias tu visita.