jueves, 6 de agosto de 2015

¿QUIEREN LAS NIÑAS SER PROFESORAS Y LOS NIÑOS FUTBOLISTAS?

El título de la entrada hace referencia a un reciente reportaje que vi en la tv sobre las profesiones que más gustan a los niños y lo que quieren ser en su futuro. 

Las diferentes decisiones que tomaban los niños eran: futbolistas, pilotos de avión o policías. Por el contrario, las niñas hablaban de ser profesoras, veterinarias o médicos...

Pero... ¿En qué momento estos niños cambian su visión y empiezan a plantearse otro tipo de profesiones nuevas, las "profesiones del futuro"?

Youtubers y bloggers, ya son profesiones que los niños, a partir de los 10 años conocen y quieren imitar. Ellos, realizando vídeos contando trucos sobre sus videojuegos favoritos, como el caso de Ewin, el niño americano que, con tan solo 8 años tiene mas de un millón de seguidores y gana su buen sueldo mensualmente.

Volviendo al reportaje, algo en lo que estaban de acuerdo todos es que no querían tener jefe, ni trabajar por la tarde y que necesitan pasárselo bien durante su jornada laboral

Estos niños empiezan ya a tener una idea de dónde y cómo quieren ser y estar ellos en su futuro.

¿Cómo respondemos las escuelas a estas inquietudes?

¿Qué estamos haciendo para seguir potenciando su espíritu emprendedor, su creatividad y el no tener miedo a equivocarse? 

Estamos mejorando mucho, muchísimo; y no porque los cambios de leyes educativas nos ayuden, o las constantes comparaciones con Finlandia hagan que un profesor se sienta más motivado...
 (Sobre esto quiero decir que por qué no se compara el ámbito de la empresa en España, con las empresas nórdicas... por ejemplo... donde cada vez más  se trabaja  desde casa, se fomenta que las personas salgan a su hora del trabajo y que sean proactivos en lugar de productivos).


Dejemos de comparar y sigamos caminado hacia delante, juntos porque...

Hacer comparaciones no sirve. Cuando se compara, casi siempre es a peor y eso hace mella en la autoimagen y autoestima, en este caso en algo tan importante como es la educación.

En este caso, en el educativo, resulta muy fácil opinar (juicios) y comparar. Todos hemos pasado por el sistema, aunque no todos en las dos facetas: como alumno y como profesor; y además, algunos solo recuerdan sus experiencias de hace más de treinta años.

Desde aquí quiero decir, que los docentes estamos haciendo mucho por el cambio educativo: formándonos de manera constante, buscando y aplicando la innovación, creando proyectos interdisciplinares, comunidades y entornos educativos.

Lamentablemente, esto no podemos hacerlo solos.

El sector educativo es un SISTEMA formado por los alumnos, que están en el centro; profesores, familias, personal administrativo, grupos de whatsapp... Solo cuando todos vamos en la misma dirección, las cosas van bien.

Desde mi humilde opinión solo podemos conseguirlo con CONFIANZA.

Cuando me formé en Coaching, me regalaron la teoría de CONFIANZA, que voy a  compartir con vosotros.

LAS 3 "C"  DE LA CONFIANZA. 
Teoría del TABURETE de la CONFIANZA

Cuando, por alguna cuestión dejamos de tener confianza en alguien o en algo o simplemente no nos la transmite; en muy pocas ocasiones analizamos el por qué.  

La confianza es como un taburete que se sujeta con 3 patas. Cada una de las patas del taburete es un valor en el cual se sustenta la Confianza, son:

COMPETENCIACOHERENCIA

                                                 COMPROMISO

Ejemplo: 

Un alumno me comenta que no ha presentado un trabajo de lengua porque se le ha olvidado en casa, pero que sí que lo ha hecho. Me pide que confíe en él y que mañana me lo entrega.

El alumno me transmitirá más o menos confianza dependiendo de las 3 "C".

Competencia: Tiene que ver con las habilidades en cuestión, por ejemplo: ¿Es competente el alumno para hacer el trabajo solo? ¿Tiene la competencia de la responsabilidad adquirida y esto ha sido un caso puntual? 

Coherencia: Hace referencia a los hechos que hemos observado previamente, en este caso podría ser: ¿Es un alumno que dice y hace lo que piensa? 

Compromiso: Alega a la credibilidad que le dotamos por su responsabilidad. ¿Este alumno tiene verdadero interés en entregar el trabajo? ¿Es capaz de aceptar que la nota será algo inferior por no entregar el trabajo en fecha?

Si hay alguna de estos aspectos en los que yo crea que el alumno no va conseguir, lo que sentiré y lo que me transmitirá el alumno  será desconfianza.

En este caso lo que debería hacer es cuestionarme ¿Por qué siento la desconfianza? ¿Cuál de los tres aspectos es lo que me genera esa desconfianza? para poder así conocer el aspecto sobre el que se podría establecer un acuerdo.

Supongamos que es la primera vez que el alumno se retrasa con la entrega de un trabajo, le pregunto  ¿Cómo le ha resultado el proceso de elaboración? y me cuenta que le ha costado bastante, que tuvo problemas para la búsqueda de información....
En este caso,  podemos llegar a  un acuerdo para que en una próxima vez que le suceda algo así, me lo comente en el momento o me pida más tiempo.

Es un ejemplo algo sencillo, pero a lo que os invito a partir de ahora, es que cuando sintáis desconfianza en algo o alguien e incluso en vosotros mismos, penséis en las tres patas del taburete e indaguéis cuál puede ser la que falla para poder ponerle remedio.

Si volvemos a lo que os comentaba sobre educación, donde todos debemos remar juntos en la misma dirección podríamos poner en práctica las 3 "C" y, por ejemplo, unos padres que no estuvieran contentos con el cole de su hijo podría cuestionarse:

¿Por qué desconfiamos del centro? ¿Es el sistema? ¿o del profesor que "me ha tocado"...?

¿Cuál de as tres "C" es la que no está en equilibrio? Es una o pueden ser todas... entonces...

¿Qué cosas puedo hacer para mejorarlo? ¿Para cambiar la situación? ¿Puedo establecer algún acuerdo que mejore esa confianza?

Si seguimos esta teoría, seguro que podremos detectar los puntos débiles, establecer mejoras y  acuerdos y para llevar a cabo nuevas acciones que beneficien a nuestros futuros peluqueros, mecánicos, científicos, políticos, médicos, community managers, nanomédicos, gestor de avatares o ciberpsicólogos.

Confiemos pues en los niños, nuestros hijos, alumnos, los futuros profesionales. Eduquémosles en ser coherentes, comprometidos y hagámosles competentes, en función de sus potencialidades y reforzando sus dificultades. Acompañémosles en su aventura de descubrimiento y crecimiento. Dejemos que sueñen y creen, que hagan y que nos enseñen, que decidan y elijan.



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